Dicen que nació en la antigua Grecia, y que su creador fue también el padre fundador de la medicina: Hipócrates.
El vermú (o vermut, vermouth) fue, desde sus orígenes, una excusa para el encuentro. Está en ese lugar de paso antes o durante el almuerzo o antes de la cena, siempre bien acompañado por algún picoteo y una buena charla. Es, también, un puente entre el hambre y la sed.
No distingue el día o la noche, y puede ser preparado de manera sencilla: siempre, siempre cumple. Suele tener algo de acidez, otorgada por algún cítrico. Un poco dulce, un poco amargo. Como la vida misma.
Por todo esto, elegimos llamarnos Vermú. Porque celebramos los encuentros (y los disfrutamos). Diurnos o nocturnos, sencillos o más elaborados, con una rica comida, buena bebida y sobre todo, lindas charlas.
Así somos y así trabajamos.
¡Salud!
Si querés conocernos, o que pensemos juntos un encuentro, contactanos :)